jueves, 20 de noviembre de 2008

Teódulo “el Cerillita” o 33 años no son nada

Hay que jorobarse: ya han pasado más de tres décadas desde que nos dejó nuestro inolvidable Teódulo (*), más conocido en su casa con el mote de “el Cerillita”, mote que dicen le puso su padre, por ser poquita cosa de cuerpo y mucha de cabeza.
Aquél que un buen día cruzó la ría con su primo Pacón para coger en Coruña el tren que le llevase a Toledo a ser militar, ya que en la Armada de su Ferrol natal no lo quisieron. Años más tarde se desquitaría vistiendo en más de una ocasión el uniforme de Almirante en más de un acto público.
Que cuando llegó a la Academia militar el fusil medía más que él, para chacota de los suboficiales y compañeros de promoción. Que se licenció el trescientos y pico de su promoción como segundo teniente, y se marchó a África a pegar tiros y ser alguien en la vida, subiendo como la espuma en el escalafón.
Que se pegó el gran pegote (valga la rebuznancia) de casarse con una Señorita de la alta sociedad ovetense cuando era ya comandante, y con la que tuvo una hija que aún hoy vive y parece más joven que sus hijos (el formol es lo que tiene).
Que un buen día, resentido por haberle sido quitado el cargo de Jefe de Estado Mayor del Ejército y enviado a Canarias por una Lumbrera Republicana paisana nuestra (+) (al que le han convertido su casa en un museo que se paga con el dinero de Todos los coruñeses, para nuestra vergüenza y oprobio), se rebeló contra el poder legalmente constituido, provocando un Contraste de Pareceres que duró casi tres años y que mandó al exilio a unos y al Cielo o al Infierno a otros.
Que, como consecuencia del Contraste de Pareceres antes mencionado, impuso un modelo económico llamado autarquía que nos hizo llegar a la bancarrota en 1959, perdiéndose veinte (20) preciosos años en la reconstrucción física y económica de un país arrasado por su pericia.
Que como consecuencia de su política económica antes mencionada, terminó con el paro abriendo las fronteras para que sus súbditos conocieran mundo y no dejaran morir el espíritu aventurero que invade nuestras almas desde Recesvinto o más atrás.
Que impuso un orden con el cual podías ir tranquilamente por la calle a las tantas de la noche sin ser atracado, no como ahora, pero con el inconveniente de que si no pensabas como él, podías recibir una visita en tu domicilio de la fuerza pública a las mismas tantas de la mañana, para que comprobases la calidad de los adminículos de cuero que portaban, y pasar una buena temporada en los mejores hoteles del país (Carabanchel, Ocaña, el Puerto de Santa María, etc.) con todos los gastos pagados.
Todavía lo recuerdo como si fuera hoy: entonces no había Internet, y nos enteramos de su deceso cuando, extrañados por la poca cantidad de gente que había por la calle, y llevándome mi madre a la parada del bus del cole, nos enteramos por la vecina vía ventana-del-patio (qué buen medio de comunicación!) que se nos había ido, dejándonos confusos y sin una semana de cole.
En fin, donde quiera que esté, que sepa que algunos de los que vivimos una parte de su época, por pequeña que fuera,no le hemos olvidado...
(*): Francisco Paulino Teódulo Hermenegildo Franco Bahamonde nació en Ferrol (Coruña) el 4 de diciembre de 1892 y falleció en Madrid el 20 de noviembre de 1975
(+): Santiago Casares Quiroga, Primer Ministro de la República Española en 1936

2 comentarios:

Animaliño dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Animaliño dijo...

Gran comentario! Gústame moito como estableces unha a relación entre os seus mediocres e ridículos primeiros anos ata o que finalmente se convertiu. Queda moi logrado. Realmente nada que engadir.
Tou decepcionado porque acabo de ver na tv a unha reporteira (negra e do canal cuatro para máis inri) polas rúas de Madrid preguntando á xente por Franco. Supoño que tería que patear bastante, pero atopouse con moitísimos especímenes de idade avanzada que botaban en falta os anos da dictadura.
"Él nos trajo la democracia, que era lo que siempre quiso", "Tuvo que acabar con la República porque ellos echaron al Rey" (parece lóxico sendo unha república, pero creo que Teódulo non tratou do todo ben ao pai de Juanca...) ou o manido "se podía andar por la calle".
É o malo de levar sempre as orella postas!